En la cuadra tres de Pizarro, en el Rímac, la música peruana se dio cita cada domingo para afinar la peruanidad. Texto y fotos: José Vadillo Vila En esta casa no hay crucifijos. Aquí la fe está depositada en el hombre. Hace 18 años que en el pilar de la puerta un búho de marfil ha hecho su nido. Sugiere que en este hogar rimense de la cuadra tres de la avenida Pizarro se refugian la inteligencia, la creatividad y la camaradería, dándoles cornadas al verso fácil y la melodía estéril. Como un santo patrón agnóstico, lapicero en mano, Manuel Acosta Ojeda (1930-2015) sonríe desde su eterna humanidad de polvo de estrellas y desde el lienzo pasa lista a cada uno de los que llegan. Guitarristas, cantores, poetas, intelectuales, caricaturistas, cineastas, público de buena oreja, amén de algún periodista. El retrato del compositor de “Cariño” está honrado con dos floreros de mulitas de pisco y reposa sobre un piano de media cola, en afinada armonía. Así da la bienvenida a “Saycopón”, como el
Durante la primera mitad de 1983 se dio el Fenómeno El Niño más devastador que conoció el Perú en el siglo XX. Escribe: José Vadillo Vila Fue El Niño más malcriado. El más terrible. El más letal. El de las lluvias de verano más fuertes en el norte del país. Las precipitaciones pluviales empezaron a fines de noviembre de 1982 y, a mediados de febrero de 1983, las autoridades informaban que el Fenómeno El Niño (FEN) se había ensañado con Piura y Tumbes: ambos departamentos soportaron tres ‘diluvios’ consecutivos en cuestión de semanas. Las primeras lluvias recias cayeron sobre Piura los días 28 y 29 de enero de calendario. Al mes siguiente, se tuvo que expropiar rápidamente las viviendas de las cuatro primeras cuadras de la calle Lima, en la capital piurana, para construir con urgencia una defensa ribereña que debía soportar una anunciada creciente de dos millones 500,000 litros por segundo que recibiría los siguientes días el río Piura. Era mejor sacrificar una parte de la urbe que