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Una clase maestra de crónica: comentario a «La dificultad del fantasma»

 

La autora argentina Leila Guerriero indaga en este breve libro sobre la presencia del escritor norteamericano Truman Capote en la Costa Brava española, donde escribió gran parte de su célebre obra de no ficción, A sangre fría.   

 

Escribe: José Vadillo Vila (*)

Este libro es una breve obra maestra de la crónica periodística. Un delicatessen. La autora supera la escasez de datos sin perder el rigor periodístico. Lo suyo es el reporteo de a pie, acompañado de una investigación bibliográfica. Puro trabajo artesanal, reflexivo, acopiando datos y seleccionando. Una respuesta a estos tiempos donde se cree que el material periodístico solo debe de referirse a lo urgente o sórdido o mediático.

 

En sus páginas, el reporterismo, el paisaje espectral, los datos biográficos y las reflexiones personales sobre la material escritural y el personaje principal (y ausente), se hilvanan en una prosa que logra así ese balance al que toda crónica periodística debe aspirar. El mexicano Juan Villoro definió la crónica como «el ornitorrinco de la prosa», pues toma elementos de la novela, del cuento, del teatro grecolatino, del reportaje y de la entrevista.

 

Me refiero a La dificultad del fantasma, donde la cronista argentina Leila Guerriero va tras los datos de la estadía de Truman Capote en la Costa Brava española, durante la escritura de su obra de no ficción «A sangre fría», clásico de las escuelas de periodismo y de las recordadas redacciones periodísticas.

 

Guerriero, con paciencia de entomólogo, va tras cada una de los lugares comunes, tras los chiclés, y los espacios de la denominada «ruta Capote» (creada por un novelista catalán), un magma sobre los cuales se han erigido ciertas verdades. Donde unos ven certezas que posicionan al pueblo de Palamós para el turismo literario o el chisme histórico de la prensa amarilla, la argentina ve un territorio irregular, de conjeturas, de medias verdades a las cuales interpela. Además, hubo una dificultad adicional para su investigación: la mayoría de los testigos que habían conocido al escritor norteamericano, ya fallecieron.

 

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Huyendo del ruido y la vida exagerada del jet set neoyorquino para concentrarse en la escritura de lo que sería A sangre fría, Truman Capote (1924-1984) arribó a la Costa Brava española el 26 de abril de 1960. Cuenta la leyenda que llegó con veinticinco maletas, dos perros, una gata, su pareja -el escritor Jack Dunphy- y «cuatro mil folios con notas, documentos y transcripciones de una investigación que había comenzado en Kansas a fines de 1959, y el objetivo de transformarla en un libro que esperaba terminar rápido. No había por qué pensar que no iba a ser así; solo necesitaba que dos personas fueran ejecutadas en Estados Unidos y todo parecía indicar que eso iba a suceder muy pronto» (Pág. 11), escribe Guerriero.

 

En total, Capote, aquel niño prodigio de las letras norteamericanas, sumaría tres estancias en la Costa Brava española, a lo largo de dieciocho meses, entre 1960 y 1962. No sabía hablar español ni la mayoría de las gentes de ese lugar sabían hablar inglés. Era el lugar sin distracciones, ideal para un autor en busca de la soledad para ordenar las ideas y moldear la historia con la que revolucionó las maneras de contar una hecho noticioso y convertirlo en alta literatura.

 

Porque estamos de acuerdo con Leila Guerriero: si Capote no hubiera puesto el ojo y escrito sobre el crimen de los Clutter y sus asesinos, el hecho hubiera sido uno más, parte de la estadística y no sería recordado como «uno de los crímenes más espeluznantes en la historia de los Estados Unidos».

 

***

 

A La dificultad del fantasma le baña cierta aura poética, que es una propiedad de la prosa de Guerriero. Esas frases delicadas, inspiradas en la investigación, en los recursos literarios que se presta, en las memorias del propio Capote, sobre todo, creo, en la tramontana y el paisaje «dramático» de Palamós, frente a las aguas turquesas del mar Mediterráneo, sumado al escepticismo de la autora frente a las visiones quiméricas, alimentan su escritura.

 

Podría esperarse que la investigación periodística sea solo una comprobación de calles y espacios donde habitó, se bañó y se movió (o no) Truman Capote en la Costa Brava española, salpicados de algunos datos sobre Holcomb, Kansas, donde en noviembre de 1959 todos los miembros de la familia Clutter fueron asesinados por Dick Hickock y Perry Smith. Pero la autora va más allá.

 

Guerriero también reflexiona, en las cortas 133 páginas, sobre «el proceso de escritura del libro que lo hizo ascender al olimpo y, después, lo arrastró al infierno» a Capote. Sobre el arte, la escritura. Sobre aspectos del oficio periodístico: «La higiene de una entrevista periodística es discutible. No puede aplicarse una fórmula untada en el preservativo de palabras como ‘ética’». Todo ello, enriquece el texto que nos sigue haciendo acólitos de la crónica, sobreviviente del buen periodismo.


Publicado el 9 de noviembre de 2025 en Güik  

 

Ficha técnica:

Guerriero, Leila. La dificultad del fantasma (Barcelona, Editorial Anagrama, 2024). Pp. 133.

 

(*) José Vadillo Vila es periodista, escritor y cantautor. Ha publicado los libros Historias a babor (2003), Hábitos insanos (2013), Apus musicales. Héroes de la canción andina peruana Vol. 1 (2018), El largo aliento de las historias apócrifas (2022) y Mostros (2024). Como cantautor tiene publicados los álbumes Elemental (2002) y Primera parada (2016). Fue redactor y editor en el Diario Oficial El Peruano y coordinador y programador del Gran Teatro Nacional.  

 


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