lunes, 4 de noviembre de 2024

Un beatle en el Estadio Nacional de Lima (crónica)

A una semana del concierto del exbeatle Paul McCartney rememoramos su paso por el Estadio Nacional de Lima ante 43 mil espectadores, como parte de su gira “Got Back”.

 

Escribe: José Vadillo Vila

@vadillovila

 

Un morderse la cola. La última frase de la última canción que grabaron Los Beatles, abrió y cerró el show de Paul McCartney en Lima: “And in the end / the love you take / is equal to the love you make” (“Y al final, el amor que recibes es igual al amor que das”).

 

El estribillo apareció, primero, en las pantallas laterales con el icónico bajo Hofner en forma de violín explotando en multicolores, anunciando así el inicio del show, que arrancaría a las 9:11 p.m., sin respetar la hora inglesa, tal vez como un guiño a su público sudamericano o al endemoniado tráfico limeño.

 

Y casi tres horas después, el estribillo haría bis, ahora en la garganta del propio McCartney, que se despediría de Lima, coreado y aplaudido por una multitud en la que se confundían las generaciones en desafío a los estándares del marketing que pone edades a los oyentes, como si a la música no le bastara solo con ser buena para romper las burocracias de las tendencias y la radio comercial. 

 

Aquel -todavía- acariciable domingo 27 de octubre, los beatlemaniacos de hoy, ayer y anteayer se pusieron de acuerdo para que el coloso José Díaz patee más lejos los balones perdidos y cierre con cinta masking tape las derrotas del seleccionado nacional. Solo eran posibles las alegrías y nostalgias que afiebraban la memoria auditiva gracias a la garganta de sir Paul McCartney.

 

Fuerza vegetariana

Tras ver al músico zurdo más famoso del orbe, hay que observar con distancia las diatribas contra la dieta vegetariana porque el señor McCartney, quien pondera esta vida saludable, cantó sin sobresaltos más de 35 canciones y a sus 82 años daba saltitos por las escaleras del escenario para sentarse frente al piano o volver al centro del escenario. 

 

El primer acorde de la noche se metió al público en el bolsillo y elevó la temperatura del estadio limeño: el clásico beatle “A hard day’s night” estaba tan vigente como hace sesenta años, cuando se estrenaban el álbum y la cinta homónima. Vamos a tener una “fiesta”, anunciaría Paul para lanzarse a un tema de su etapa solista “Junior’s farm”.

 

La presencia de un trío de vientos en Got Back, la nueva gira del exbeatle, darían otra dimensión a temas como “Letting go”, donde la triada de metales aparecería desde una de las tribunas del Estadio Nacional de Lima. O “Got to get you into my life”, “Lady Madonna”, “Sgt. Pepper's lonely hearts club band (reprise)” o el vigoroso “Jet”, entre otros.

 

“Ya me quito, chaufa”

Las frases en español de McCartney serían las cerezas del pastel. “Estoy muy feliz de estar acá de nuevo. Esta noche voy a hablar con mi poquito español”, diría antes de elevarse con “Drive my car”, la legión peregrina de beatlemaniacos corearía.

 

En cada estadio al cual ha aterrizado con esta parte de su gira latinoamericana, McCartney ha adaptado las expresiones locales. En Lima, donde se le había esperado por una década, se despediría con un “Ya me quito, chaufa” y arderían los fuegos artificiales con el apoteósico “Live and let die”.

 

McCartney recorrería parte de su amplísima discografía, desde el primer tema que grabó con Los Beatles como The Quarrymen, “In spite of all the danger” (1958), pasando por su etapa en The Wings, con éxitos como “Band on the run” o “Let’em in”, hasta temas de su más reciente álbum en solitario como “Come on to me”, del álbum Egypt station (2018).

 

Multiintrumentista y melódico

El estado de las cuerdas vocales de sir McCartney permanecen en un muy buen nivel. Piezas melódicas como “My Valentine” o el gran “Blackbird”, se lució como pez en el agua. Los años le jugarían en contra con “Helter skelter”, considerada la primera canción punk, que exigía mucho a la garganta del octogenario artista; o en “Being for the benefit of Mr. Kite!”.

 

Una de las grandes canciones esperadas de la noche fue “Now and then”, lanzada el año pasado, y es la última canción grabada por Los Cuatro Grandes de Liverpool gracias a las nuevas tecnologías. Ver a John, Paul, George y Ringo en la pantalla principal mientras el músico inglés seguía la línea melódica solo fue equiparable al dúo que se logró, también gracias a la tecnología, con John Lennon secundándolo desde los londinenses techos de Apple Corps. en “I’ve got a feeling”, pieza del álbum Let it be.

 

McCartney es un virtuoso multiinstrumentista que ha grabado álbumes completamente solo. En el show de Lima, tomó la mandolina, la guitarra acústica, la eléctrica, el piano, el piano eléctrico. Con el ukelele empezó su versión de “Something”, que luego creció a los arreglos originales de The Beatles.

 

Por más de veinte años tiene una banda sólida que lo secunda en las giras con Wix Wickens en los teclados, Rusty Anderson en la primera guitarra, Brian Ray en la guitarra y Abe Laboriel Jr. en la batería. Todos colaborando en los coros.

 

No importaba que, fuera del José Díaz, Lima siguiera siendo su ritmo, o que al día siguiente -lunes- todos deberíamos de volver al trabajo: el Estadio Nacional de Lima se rendía a los pies de una megaestrella pop. 

 

“Hey Jude” se elevó en el unísono con las voces del respetable a capella. El recinto deportivo limeño era un viaje en el tiempo, a la histeria de la beatlemanía.


Había abuelos, hijos y nietos en el público. Peruanos de todos lados y extranjeros. Mauricio llegó abrazado a su bandera acompañando a su hija veinteañera, fanática de los cuatro melenudos de Liverpool. Había niños que conocían de memoria las canciones clásicas de Los Beatles que del Paul solista. Banderas de El Salvador, Colombia, Bolivia, Ecuador, y las luces de los celulares en blanquirojo, se combinaban.

 

Cuando interpretó “Birthday”, del Álbum blanco, ya el final se acercaba. Hubo una propuesta de matrimonio que sir Paul supo bendecir en escena y la puntada final sería con ese pequeño potpurrí que coronó el álbum Abbey Road: “Golden slumbers”, “Carry that weight”, “The end”. Paul se despidió y dejó su buena vibra y mejor música. Un beatle había por tercera vez a Lima y fuimos testigos y acólitos, por unas horas. La beatlemanía vive.  


#Beatles #PaulMcCartney #GotBack

sábado, 2 de noviembre de 2024

El Peruano: Un diario en el devenir de la historia


Una mirada sobre lo que sucedió en el país y en el mundo en 1925 y 1975, cuando el Diario Oficial El Peruano cumplió 100 y 150 años, respectivamente.

Escribe: José Vadillo Vila

La primera gran celebración histórica de El Peruano, en elegante blanco y negro, fue un suplemento especial de 16 páginas que apareció el jueves 13 de mayo de 1976 conmemorando el sesquicentenario de la primera edición del Diario Oficial.

Sucedió en pleno gobierno de las Fuerzas Armadas, cuando el diario más vigente y antiguo de América conmemoró ese singular natalicio. ¿Singular? Es que ya se decía que El Peruano se había fundado el 29 de octubre de 1825, por orden del libertador Simón Bolívar y ejecutada por Tomás de Heres.

Muchos años después, en pleno siglo XXI, las pesquisas de un historiador definirían que El Peruano Independiente circuló por vez primera en las cuatro esquinas del país el 22 de octubre de 1825.

Hace 49 años, en 1975, El Peruano costaba 4 soles cada ejemplar, ya tenía su local en el jirón Quilca 556, a tiro de piedra del hospital Loayza, y su director general, Roberto Rojas Valdebenito, recordaba que el país, gobernado por el general EP Francisco Morales Bermúdez, vivía “la segunda fase de un cambio estructural histórico”.

 

En cuestión de efeméride, los 25 años del Centro de Altos Estudios Militares (CAEM) acaparaban los elogios en octubre de 1975. El país era un territorio aún desconocido y los batallones del Ejército hacían los esfuerzos por abrir caminos que unieran los pueblos de la selva.

Por su parte, el general Rafael Hoyos Rubio, al mando del Ministerio de Alimentación, anunciaba “puestos reguladores” que permitían aliviar la escasez de artículos de primera necesidad. Un caso histórico sacudía la justicia peruana: 200 comuneros de Huayanay habían sido inculpados a 25 años de prisión por asesinar a gamonal.

Los últimos dos años, el precio del petróleo se había quintuplicado y los ministros de los 13 países integrantes de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se reunían en Viena para elaborar hasta tres planes para ayudar a los llamados “países en vías de desarrollo.


La humanidad parecía más solidaria. El miércoles 22 de octubre de 1975, Perú y Colombia se medían por la final de la Copa América en un duelo histórico; y el fin de semana previo, la procesión del Señor de los Milagros había durado 50 horas recorriendo 130 cuadras, reuniendo a más de 13 000 feligreses y con la bendición del obispo auxiliar de Lima, Luis Bambarén.

El Peruano anunciaba que hasta el 21 de octubre de 1976 se darían todas las facilidades a los miembros de las comunidades nativas “de selva y ceja de selva” para inscribirse en el Registro Civil y ejercer sus derechos.

La música ya tenía un lugar especial en el entretenimiento: La Palizada, en Miraflores, anunciaba a Lucía de la Cruz y Zoila Cárdenas en el estelar, mientras que en el Campo de Marte de Jesús María dos ídolos internacionales, los argentinos Palito Ortega y Leo Dan, harían suspirar corazones.

Estela Raval, menos multitudinaria, hacía una gira por locales capitalinos. Y el debate cultural era si el Día de la Canción Criolla mejor cambiaba de nombre a Día de la Canción Peruana.

Y ¿qué pasó en el Perú del jueves 22 de octubre de 1925, cuando El Peruano cumplió 100 años? Eran tiempos de Augusto B. Leguía con el báculo del poder y el huancavelicano Celestino Manchego Muñoz, su ministro favorito.


El Diario Oficial El Peruano tenía oficinas y talleres en el jirón Huaylas, en el Cercado de Lima. Cada ejemplar costaba 10 centavos y la suscripción trimestral en todo el país era de 5 soles. Nuestro diario publicaba las noticias del Estado y el mundo seguía girando.


Los peruanos se enteraban del mundo gracias a las noticias telegráficas, breves y rápidas. Los cables contaban, por ejemplo, sobre el proceso de plebiscito de Tacna y Arica y daban cuenta de las posiciones antagónicas y cómo los peruanos de Arica sufrían diversos atropellos y de la renuncia del presidente chileno Arturo Alessandri. La principal noticia internacional era la guerra en Marruecos y la segunda, que el hombre había cruzado los aires del Polo Norte en el dirigible Norge.

En Lima había problemas de agua potable y se discutía si debía de haber medidores para cobrar el consumo, mientras la alta sociedad hacía eventos para recaudar ropas para los niños pobres de Tacna y Arica; y los hermanos de la “archicofradía” salían vestidos de morado a cargar al Cristo de Pachacamilla por las calles capitalinas. 


Ya se hacía espacio el deporte del balompié: Telmo Carbajo era el “footballista” más aclamado desde el Atlético Chalaco y otros deportes también buscaban brillar, como las carreras de bicicletas.

Las salas de cine ofrecían funciones de matiné, vermouth y noche, ‘Charlie’ Chaplin era el ídolo del écran, aunque nadie dejaba de hablar del niño prodigio Jackie Coogan. Y Chosica, en la sierra cercana, era un destino que se promocionaba con sus quintas de reposo “para personas débiles o convalecientes”. 

Había un uso doméstico del aceite Tres-en-uno y se promovía usar la “navaja de seguridad” de Gillette. Los camiones resistían mejor con llantas Goodyear y quién no quería tener en casa una radiola Super VIII de seis válvulas para sintonizar mejor.

 

Angélica Palma, la hija del tradicionalista, ofrecía una conferencia en el salón del Casino de Barranco sobre las mujeres del Perú, el país que se despertaba a la modernidad debatía si la mujer debía fumar o no, ya que la cuestión del tabaco, además de manchar los dedos, envenena el corazón. (Con información de la Biblioteca Nacional del Perú y del Centro de Documentación de Editora Perú)

 

Unidad Nacional

A El Peruano “le corresponde difundir una acción del Gobierno que […] se cumple enérgica y constructivamente, bajo el signo de la unidad nacional, con amplio respeto a la crítica y con estímulo incesante a la participación popular en la toma de decisiones sobre la vida del país”. (Roberto Rojas V., director en 1975)

 

Dato:

– Hacia 1925, El Peruano se distribuía entre las oficinas del Estado y “todos los funcionarios de la República y del extranjero”.

 

(*) Publicado el 22 de octubre del 2024 en el especial de aniversario por los 199 años del Diario Oficial El Peruano.

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