Una mirada sobre lo que sucedió en el país y en el mundo en 1925 y 1975, cuando el Diario Oficial El Peruano cumplió 100 y 150 años, respectivamente.
Escribe: José Vadillo Vila
La primera gran celebración histórica de El Peruano, en elegante blanco y negro, fue un suplemento especial de 16 páginas que apareció el jueves 13 de mayo de 1976 conmemorando el sesquicentenario de la primera edición del Diario Oficial.
Sucedió en pleno gobierno de las Fuerzas Armadas, cuando el diario más vigente y antiguo de América conmemoró ese singular natalicio. ¿Singular? Es que ya se decía que El Peruano se había fundado el 29 de octubre de 1825, por orden del libertador Simón Bolívar y ejecutada por Tomás de Heres.
Muchos años después, en pleno siglo XXI, las pesquisas de un historiador definirían que El Peruano Independiente circuló por vez primera en las cuatro esquinas del país el 22 de octubre de 1825.
Hace 49 años, en 1975, El Peruano costaba 4 soles cada
ejemplar, ya tenía su local en el jirón Quilca 556, a tiro de piedra del
hospital Loayza, y su director general, Roberto Rojas Valdebenito, recordaba
que el país, gobernado por el general EP Francisco Morales Bermúdez, vivía “la
segunda fase de un cambio estructural histórico”.
En cuestión de efeméride, los 25 años del Centro de Altos
Estudios Militares (CAEM) acaparaban los elogios en octubre de 1975. El país
era un territorio aún desconocido y los batallones del Ejército hacían los
esfuerzos por abrir caminos que unieran los pueblos de la selva.
Por su parte, el general Rafael Hoyos Rubio, al mando del
Ministerio de Alimentación, anunciaba “puestos reguladores” que permitían
aliviar la escasez de artículos de primera necesidad. Un caso histórico sacudía
la justicia peruana: 200 comuneros de Huayanay habían sido inculpados a 25 años
de prisión por asesinar a gamonal.
Los últimos dos años, el precio del petróleo se había quintuplicado y los ministros de los 13 países integrantes de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se reunían en Viena para elaborar hasta tres planes para ayudar a los llamados “países en vías de desarrollo.
La humanidad parecía más solidaria. El miércoles 22 de
octubre de 1975, Perú y Colombia se medían por la final de la Copa América en
un duelo histórico; y el fin de semana previo, la procesión del Señor de los
Milagros había durado 50 horas recorriendo 130 cuadras, reuniendo a más de 13
000 feligreses y con la bendición del obispo auxiliar de Lima, Luis Bambarén.
El Peruano anunciaba que hasta el 21 de octubre de 1976 se
darían todas las facilidades a los miembros de las comunidades nativas “de
selva y ceja de selva” para inscribirse en el Registro Civil y ejercer sus
derechos.
La música ya tenía un lugar especial en el entretenimiento: La Palizada, en Miraflores, anunciaba a Lucía de la Cruz y Zoila Cárdenas en el estelar, mientras que en el Campo de Marte de Jesús María dos ídolos internacionales, los argentinos Palito Ortega y Leo Dan, harían suspirar corazones.
Estela Raval, menos multitudinaria, hacía una gira por
locales capitalinos. Y el debate cultural era si el Día de la Canción Criolla
mejor cambiaba de nombre a Día de la Canción Peruana.
Y ¿qué pasó en el Perú del jueves 22 de octubre de 1925,
cuando El Peruano cumplió 100 años? Eran tiempos de Augusto B. Leguía con el
báculo del poder y el huancavelicano Celestino Manchego Muñoz, su ministro
favorito.
El Diario Oficial El Peruano tenía oficinas y talleres en el
jirón Huaylas, en el Cercado de Lima. Cada ejemplar costaba 10 centavos y la
suscripción trimestral en todo el país era de 5 soles. Nuestro diario publicaba
las noticias del Estado y el mundo seguía girando.
Los peruanos se enteraban del mundo gracias a las noticias
telegráficas, breves y rápidas. Los cables contaban, por ejemplo, sobre el
proceso de plebiscito de Tacna y Arica y daban cuenta de las posiciones
antagónicas y cómo los peruanos de Arica sufrían diversos atropellos y de la
renuncia del presidente chileno Arturo Alessandri. La principal noticia
internacional era la guerra en Marruecos y la segunda, que el hombre había
cruzado los aires del Polo Norte en el dirigible Norge.
En Lima había problemas de agua potable y se discutía si
debía de haber medidores para cobrar el consumo, mientras la alta sociedad
hacía eventos para recaudar ropas para los niños pobres de Tacna y Arica; y los
hermanos de la “archicofradía” salían vestidos de morado a cargar al Cristo de
Pachacamilla por las calles capitalinas.
Ya se hacía espacio el deporte del balompié: Telmo Carbajo
era el “footballista” más aclamado desde el Atlético Chalaco y otros deportes
también buscaban brillar, como las carreras de bicicletas.
Las salas de cine ofrecían funciones de matiné, vermouth y
noche, ‘Charlie’ Chaplin era el ídolo del écran, aunque nadie dejaba de hablar
del niño prodigio Jackie Coogan. Y Chosica, en la sierra cercana, era un
destino que se promocionaba con sus quintas de reposo “para personas débiles o
convalecientes”.
Había un uso doméstico del aceite Tres-en-uno y se promovía
usar la “navaja de seguridad” de Gillette. Los camiones resistían mejor con
llantas Goodyear y quién no quería tener en casa una radiola Super VIII de seis
válvulas para sintonizar mejor.
Angélica Palma, la hija del tradicionalista, ofrecía una
conferencia en el salón del Casino de Barranco sobre las mujeres del Perú, el
país que se despertaba a la modernidad debatía si la mujer debía fumar o no, ya
que la cuestión del tabaco, además de manchar los dedos, envenena el corazón.
(Con información de la Biblioteca Nacional del Perú y del Centro de
Documentación de Editora Perú)
Unidad Nacional
A El Peruano “le corresponde difundir una acción del Gobierno que […] se cumple enérgica y constructivamente, bajo el signo de la unidad nacional, con amplio respeto a la crítica y con estímulo incesante a la participación popular en la toma de decisiones sobre la vida del país”. (Roberto Rojas V., director en 1975)
Dato:
– Hacia 1925, El Peruano se distribuía entre las oficinas
del Estado y “todos los funcionarios de la República y del extranjero”.
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