Escribe: José Vadillo Vila
¿La violencia tiene fecha de inicio o es una espiral infinita? Una breve nota informativa de cuatro párrafos daba cuenta en La Prensa de Lima que en la madrugada del domingo 17 de mayo, a pocas horas de las Elecciones Generales de 1980, la cual marcaba el retorno de la democracia tras 12 años de dictadura militar, “un grupo de unos 20 exaltados tomó de rehén al registrador electoral [Florencio Conde] del distrito de Chuschi (Cangallo)”. Tomaron las ánforas, padrones y otros documentos “de diez mesas electorales”, y junto con los muebles, los quemaron en la plaza de la localidad.
En otro diario capitalino se daba cuenta de que las autoridades electorales fletaron un avión militar para enviar desde Lima el material electoral y sufraguen los dos mil votantes habilitados de “Chocchi”, a 40 kilómetros de la ciudad de Ayacucho.
El tema pasó como una trivial anécdota. Ese lunes 19 de mayo, todos hablaban de cómo el pueblo peruano se movilizó para ir a sufragar. Y una semana más tarde, los medios solo hablaban del triunfo de Fernando Belaunde, quien volvía a la presidencia de la República con más del 43% de los votos. O que era la primera vez en la historia que los analfabetos ejercían el derecho a sufragar. Nadie dio importancia al hecho, con el cual, el grupo Sendero Luminoso (SL) iniciaba sus acciones de violencia.
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En la sala Yuyanapaq del Lugar de la Memoria (LUM) se ha inaugurado la muestra La quema de ánforas en Chuschi. Sendero Luminoso y el inicio del terror. Se presenta en un formato novedoso, de “pieza de la memoria en diálogo”, y está dirigida al público en general.
El primer espacio es una instalación que remite al acto de aquel 17 de mayo: las ánforas a merced del fuego. Luego, se reproducen los diarios de la época. Una segunda zona habla de la conquista de la ciudadanía; lo que significa votar, ser ciudadano democrático y el interactivo de emitir el voto. Una línea en el tiempo habla de que este camino se inició en 1823, cuando la primera Constitución del país implantó el sufragio directo y secreto, 97 años después se reconocía legalmente a las comunidades indígenas y en 1980 se aceptaba el voto de los analfabetos.
La curadora del LUM, Verónika Tupayachi, explica que la muestra también busca contar la historia de Chuschi “como un pueblo que existió antes y después del evento de la quema de ánforas”. Permite también hablar sobre la democracia y los derechos como ciudadanos.
Es la primera vez también que el LUM trabaja con el Jurado Nacional de Elecciones. Se revisaron los archivos del JNE, entre ellos diarios publicados entre el 18 de mayo y el 10 de junio de ese año. Y se elaboró la línea de tiempo democrática en el país. “Debemos darnos cuenta de que en el Perú la violencia impactó sobre todo en aquellas personas invisibilizadas; es decir, las que no contaban con documentos de identidad”, dice Tupayachi.
El espacio final es interactivo, donde el visitante podrá llenar una cartilla de cinco preguntas marcando “sí” o “no”, y depositarla simbólicamente sus respuestas en una ánfora. “¿Crees que vulnerar el derecho al voto es violencia?”, “¿Crees que los derechos humanos siempre los hemos tenido o es algo que hemos conquistado?”, son algunas de las interrogantes.
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Por los parlantes del Yuyanapaq se escucha el testimonio en runasimi de la chuschina Saida Conde. No todo es lágrimas. Hay esperanza. Los ecos traen el chimaycha, alegre género musical que se baila en Chuschi.
Para el director del LUM, Manuel Burga, esta muestra permite, por un lado, conocer la historia de SL y su famoso “inicio de la lucha armada” (ILA), que se da en Chuschi, un poblado de la provincia de Cangallo, que es “uno de los lugares más representativos de la cultura ayacuchana”.
“Había procesos que estaban en marcha que significaban la universalización de la ciudadanía política en el país y Sendero Luminoso no respetó eso y a ciegas se lanzó contra un proceso que todas las izquierdas apoyaron desde el Parlamento”.
Burga resalta que los chuschinos entendieron lo que pasaba, pero no se dejaron amedrentar: al día siguiente, domingo 18, fueron a sufragar. “Votaron por los candidatos de senadores y diputados regionales y no por las autoridades centrales. Fue un acto de protesta muy significativo”.
El otro aspecto, sostiene, es cómo, a pesar de ser una de las provincias más golpeadas por el terrorismo y la presión contrasubversiva de las FF. AA., hubo una transformación en el alma de sus vecinos y adoptaron el evangelismo. “Hoy, en todas las provincias de Ayacucho, hay una presencia del evangelismo, una religión que trata de cambiar la conducta de las personas. Es uno de los efectos tras los 20 años de violencia”.
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El general (r) PNP Gustavo Carrión recuerda que, solo mucho después, el acto simbólico de quemar las ánforas fue entendido en su real dimensión: SL buscaba eliminar la capacidad de elegir o ser elegido, iniciando “una de las etapas más sangrientas de la historia del Perú, totalmente fanatizada y ausente de diálogo, y generó las víctimas que la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional (CVR) llegó a determinar”.
Opina que los 200 años de independencia no han permitido la inclusión de todos los sectores, y la marginación de buena parte de la población fue aprovechada por estos líderes fanatizados que llevaron a cometer barbaridades. “Y si no tenemos memoria y si no tratamos de incorporar a todo el Perú en el sistema democrático, es probable que vuelva a suceder”, advierte.
Invita a conocer este museo. “No se puede estigmatizar el Lugar de la Memoria. Es un absurdo decir que solo digan que está inclinado hacia un lado de la historia”. Recuerda que es necesario llevar sus muestras itinerantes a todos los institutos armados y sus centros de enseñanza, para que sus educandos vean que el LUM “es un reporte de los hechos que sucedieron en esos 20 años de violencia. Es un acervo memorístico que no lo tiene nadie y hay que aprovecharlo”.
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Sofía Macher, excomisionada de la CVR, comparte la idea de que Chuschi simboliza el momento en que SL decidió iniciar su guerra “yendo en contra de lo que era el resto del país, que había recuperado con grandes movilizaciones la democracia en el Perú”.
Gracias al trabajo de la CVR, opina, se pusieron “los reflectores” sobre esta comunidad: simbólicamente, las primeras exhumaciones de cuerpos reconocidos de desaparecidos se hicieron allá. Luego, el entonces presidente Alejandro Toledo lanzó en esta localidad el programa Juntos.
“El balance de los 20 años que se cumplirá del informe de la CVR en el 2023 es que todavía seguimos con déficits enormes de cómo invertir y prestar atención en esa parte rural del país. Se ha invertido, ha crecido, pero todavía un reclamo grande hacia los gobernantes que no están cubriendo todas las necesidades de todas estas poblaciones en la Agenda Nacional”.
Finalmente, ¿por qué mirar el pasado? “La memoria nos permite interpelar el pasado y movilizar voluntades para buscar reparación, también nos posibilita un futuro”, dice la curadora Tupayachi. La exposición permite ver a Chuschi en el hecho que lo marcó y también como un distrito que mira al futuro.
Datos:
Se puede visitar la exposición de martes a domingo, de 10:00 a 17:00 horas en el LUM (Bajada San Martín 151, Miraflores). Va hasta el 30 de junio.
Ingreso libre, solo se necesita llevar el DNI y la cartilla completa de vacunación.
El texto introductorio está también en idioma quechua, en homenaje al 75% de víctimas de los años de violencia cuyas lenguas maternas eran distintas al español.
Cifra:
36 periódicos de la época integran la exposición.
(*) Publicado el miércoles 18 de mayo del 2022, en el Diario Oficial El Peruano.
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